Cultura Educacion

Habermas y la pedagogía crítica

Written by Debate Plural

Lilian Garcia (D. Libre, 3-11-16)

Uno de los postulados en que basa Jurgen Habermas su interpretación de la teoría crítica, radica en el presupuesto de que el “conocimiento se constituye en la realidad y no mediante la reproducción de conceptos”. El aprendizaje funcional lo construye el educando en tanto el contenido es significativo para él, cuando se asume como sujeto de una realidad con la cual forma una misma entidad. En esa apertura de la persona se manifiestan los dos aspectos de esta entidad: la individualidad y la sociabilidad. Por tanto, el aprendizaje eficaz para el desarrollo del educando depende de su experiencia, que se conforma según su individualidad, y de las características del contexto que le sirve de marco.

La simbiosis entre teoría y práctica en el contexto pedagógico se inspira en la interpretación filosófica de Habermas, entre otros investigadores de la Escuela de Francfort y su enfoque de la teoría crítica. Con sus planteamientos moviliza al individuo contextualizado en su medio hacia su “autenticidad” con base en reconocer la libertad individual, como una responsabilidad de la persona que, en definitiva, es el sujeto-objeto de la acción.

Otra de las ideas en esta vertiente que sustentaron el relanzamiento de la Escuela de Francfort, se basa en la razón instrumental. Este enfoque distingue entre la razón objetiva centrada en la colectividad, o sea, más preocupada por el otro que por el individuo. Así como también distingue entre la razón subjetiva, que por el contrario centra su preocupación por la auto conservación individual y la utilidad del sí mismo.

La razón instrumental, por su parte, propone asumir estas realidades asumiendo los hechos sin promoverlos, ni pretender transformarlos, sino como un escenario abierto al debate de la razón.

El contexto de la razón instrumental es el referente de la praxis y se apoya en la manera como se estructura en la mente del educando el conocimiento científico y la forma en que se organiza el conocimiento de sentido común. Se trata de una visión actualizada y funcional, con apertura a la innovación, tolerante y a la vez analítica con las diversas ideas que se difunden en un momento determinado. No implica que se acepten todas las ideas, pero sí que se promueva una dialéctica que proyecte como resultado la “construcción de un saber” afín con las expectativas del momento presente.

Los planteamientos de Habermas se encaminan a fortalecer la importancia de pensar por sí mismo. Así como también a la reivindicación de las relaciones humanas. En este sentido hay un enlace con una educación liberadora al estilo de Paulo Freire. El punto de referencia para esta propuesta de liberación personal, se basa en la ciencia y la técnica, siempre que estos logros de la humanidad se descarten como medio de sometimiento al imperativo de la moda y el consumo. Trasfundir estas planteamientos a la educación, en este marco al papel de la pedagogía crítica, se basa en una ciencia liberadora que contribuya a la reconciliación entre el deseo y la racionalidad, entre la naturaleza y la razón, desafío del tiempo presente donde estas facultades tienden a desenvolverse con independencia, promoviendo la sumisión versus la potestad de elección.

El rol de la pedagogía crítica es convencer a los agentes del proceso educativo, educador y educando, de que la ciencia y la técnica deben ponerse al servicio de los fines y los valores humanos. La acción comunicativa o acción argumentada, es la tarea social mediada por el lenguaje, asumido por el yo y transmitido al otro, según los códigos bajo los cuales se realiza la interpretación y se establecen los parámetros éticos del discurso. Por tanto, el aprendizaje se obtiene a través de las condiciones subjetivas y objetivas del proceso educativo. El escenario exitoso se estructura en base a las relaciones de comportamiento y de conducta, siempre que el acto sea significante para el educador y el educando, que en definitiva son los actores del proceso.

Al igual que otros ámbitos de la acción humana, las teorías pedagógicas van evolucionando a través de la historia, según la época y el escenario en que se desenvuelve su contenido. Es comprensible que el conocimiento sistematizado que corresponde a la ciencia pedagógica evolucione de acuerdo a los cambios que va asumiendo la cultura. O sea, van ocurriendo reinterpretaciones, incluso a veces reincorporando elementos que anteriormente se habían descartado.

En Habermas, entre otros representantes modernos de la segunda generación del pensamiento crítico de los nuevos tiempos, encontramos la base de la pedagogía crítica. Esta corriente educativa tiene sus raíces en Paulo Freire, visionario de un método de enseñanza innovador por los resultados y no sólo por la concepción de la teoría. Se trata de una propuesta metodológica que invita al alumno a interrogar el contenido de las bases conceptuales y los postulados y retar prácticas que tradicionalmente se imponen en el ámbito de la educación.

Se trata, entonces, de explorar nuevas ideas que incuben nuevas prácticas más en consonancia con las expectativas del educando y las auténticas necesidades de lo que se considera el bien social desde el punto de vista ético.

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