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La vida de Trujillo terminó con sangre como inició su carrera por el poder

Written by Debate Plural

Hector Tineo (El Caribe, 31-5-11)

La dictadura de Rafael Leónidas Trujillo nació de un movimiento que promovió su proyecto político como «La más bella revolución de América» hermosa evolución civilista y progresista». Prometió que su régimen no serviría para tiranizar la voluntad popular a la que serviría lealmente en el porvenir. Fue como escribió Juan Bosch: una tiranía sin ejemplo.

La vida de Trujillo terminó con sangre como inició su carrera por el poder

El régimen de 31 años de Rafael Leónidas Trujillo Molina nació sustentado en la represión y la intolerancia. Fue electo presidente de la República el 16 de Mayo de 1930, con la única participación de la «Confederación de Partidos», el nombre con que fue bautizada la coalición de entidades políticas que el 16 de abril de 1930, decidió apoyar el binomio Trujillo-Rafael Estrella Ureña.

Los candidatos de la Alianza Nacional-Progresista: Federico Velásquez y Angel Morales, renunciaron a sus candidaturas dos días antes de las elecciones porque no pudieron resistir la represión desatada por miembros del Ejército Nacional, y tuvieron que salir al exilio. Luego de encabezar una concentración en el parque Colón, en la zona colonial de Santo Domingo, Velásquez y Morales fueron amenazados de muerte. El automóvil en que viajaban fue ametrallado al aproximarse a la ciudad de Santiago.

En Abril y los primeros días de Mayo de 1930, miembros del Ejército Nacional reprimieron a los adversarios de Trujillo. El día 24 del mismo mes de abril, aceptó la postulación presidencial y en un manifiesto que dirigió al País expresó: ?No hay peligro en seguirme, porque en ningún momento la investidura con que `pueda favorecerme el resultado de los comicios de Mayo, servirá para tiranizar la voluntad popular a la cual sirvo en este momento y a la que serviré lealmente en el porvenir?.

Dijo el pueblo había sido su protegido y aliado y que tomó la decisión de ser candidato presidencial porque aparecieron los amagos de la reacción, amenazando destruir lo que ya había creado su leal desprendimiento.

Por la situación de violencia desatada en las últimas semanas de la campaña electoral, los miembros de la Junta Central Electoral renunciaron a sus funciones el 7 de Mayo de 1930 y fueron sustituidos por personas que simpatizaban con la candidatura de Trujillo.

La Alianza Nacional Progresista formalizó su retiro del proceso electoral el 15 de Mayo de 1930, por considerar que en República Dominicana no había garantías para ejercer el voto libremente

El 16 de Mayo de 1930 se celebraron las elecciones con la sola participación del binomio Trujillo Molina-Estrella Ureña. El disgusto de la población se evidenció en la alta abstención electoral. Un 45% de los sufragantes inscritos no acudieron a votar. El historiador Julio Campillo Pérez, en su obra El Grillo y el Ruiseñor, cuarta edición, afirma «En los cómputos «amañados» que se dieron a conocer finalmente, de 412,931 sufragantes inscritos, 225,796 ?votaron» y 187,135 se abstuvieron; «la candidatura Trujillo-Estrella Ureña logró 223,926 votos y 1,870 en contra?. De esa manera el país retornaba por la fuerza, a los viejos tiempos de las votaciones unilaterales, etapa que la mayoría del pueblo creía haber superado con las elecciones libres efectuadas en 1914 y 1924».

Se produjeron múltiples protestas y la Alianza Nacional Progresista calificó de fraudulento el proceso, pero la JCE declaró ganadores a Trujillo y a Estrella Ureña, en virtud de una resolución dada a conocer el 24 de Mayo de 1930. Eran aliados desde que se unieron en la conspiración que terminó con el derrocamiento del Presidente Horacio Vásquez, quien los consideraba como hombres de confianza.

La traición de Trujillo

El 23 de Febrero de 1930, Rafael Estrella Ureña y sus partidarios, secundados por Desiderio Arias y Elías Brache, antiguos dirigentes del jimenismo, dieron inicio al plan para acabar con el Gobierno de Horacio Vásquez. En Santiago, el mismo día había estallado el «Movimiento Cívico» contra el Gobierno. Joaquín Balaguer afirma en su obra ?Las Memorias de un Cortesano de la Era de Trujillo?, que redactó el documento en el bufete del licenciado Jafet D. Hernández.

Estrella Ureña, como disidente del horacismo, fundó el Partido Republicano. Se ligó a Trujillo a través del abogado Rafael Vidal Torres, quien se había desempeñado como secretario del Ejército en la Fortaleza Ozama. Cucho Alvarez afirma que Trujillo asimiló a Vidal Torres y a Roberto Despradel como sus dos ayudantes. «Ellos servían de enlace entre los conjurados del Cibao y el brigadier?.

El presidente Vásquez había sido advertido por el vicepresidente José Dolores Alfonseca y su Ministro en Washington, Angel Morales, de que el brigadier Trujillo complotaba de manera abierta para derrocar el Gobierno, pero no le dio crédito. Reaccionó tarde cuando su cuñado Martín de Moya le dio le dio la misma versión.

Trujillo, como un calculador sereno negó lo que decían los funcionarios y le manifestó al Presidente: «Señor, yo soy un soldado que siempre he sido leal y obediente a usted, que representa el poder legalmente constituido. Me debo a su Excelencia, a quien aprecio como a un padre, pero es imposible para mi continuar resistiendo los ataques e intrigas de estos señores, señalando con su índice, a Dolores Alfonseca, Morales y De Moya, por lo que he decidido presentar a usted mi dimisión como Jefe del Ejército».

Virgilio Alvarez Pina, en su obra ?La Era de Trujillo, Narraciones de Don Cucho», refiere que de inmediato «Trujillo se despojó del sable que llevaba en su cinto, avanzó hasta donde estaba el Presidente Vásquez y puso la espada en sus manos en señal de renuncia. Don Horacio tomó el arma, se incorporó con dificultad, miró fijamente a Trujillo y le dijo: ?Espere? tenga su sable, nunca una institución como la que usted dirige, había estado en manos más seguras y leales?. Los presentes no dieron crédito a lo que acababan de presenciar. De nuevo Trujillo salió airoso y siguió su plan conspirativo.

El general José Estrella, tío de Rafael Estrella Ureña, atacó la Fortaleza San Luis, en Santiago, y las tropas no hicieron resistencia y de inmediato cientos de hombres armados con rifles que suministró de manera subrepticia el general Trujillo, marcharon a la Capital.

Trujillo traidor

Cuando el Presidente le preguntó cuáles eran las verdaderas razones que impedían controlar el movimiento armado, Trujillo dijo: ?se ha hecho todo lo posible, pero el número de ?revolucionarios? es muy grande y se le han ido sumando más, en la medida que van avanzando?.

Don Cucho Alvarez dice que Vásquez preguntó: Y entonces, ¿cuáles son sus conclusiones? Trujillo respondió «Bueno, señor Presidente, podemos ordenar un contingente de tropas suficientes para contener el avance de los ?revolucionarios», pero eso significaría un gran derramamiento de sangre. ¿Quiere usted dar personalmente las órdenes?

A seguidas Vásquez expresó: «le voy a hacer una última pregunta: ¿soy todavía el Presidente de la República?

Trujillo: «Señor, los constantes errores cometidos por su Gobierno, han permitido esta situación, me parece con todo el respeto que su persona me merece, que en las actuales circunstancias, es imposible continuar defendiendo el Gobierno que usted encabeza, sin correr el riesgo de que ello signifique un inútil e innecesario derramamiento de sangre».

Al escuchar la respuesta, el presidente Vásquez se retiró del recinto militar sin pronunciar palabras y se trasladó a la mansión presidencial. Enteró a su esposa Trina de Moya de la situación y ordenó a sus más cercanos colaboradores buscar refugio.

Los «revolucionarios» entraron a la Capital a los tres días y el Presidente Vásquez, con su familia, buscó refugio en la legación de Estados Unidos.

Al final de los hechos el Presidente Vásquez se convenció de que había sido traicionado por Trujillo, a quien había ascendido a general de brigada y Jefe del Ejército Nacional.

Estrella Ureña, abogado y orador prominente, había sido uno de los secretarios de Estado de mayor confianza del Presidente Vásquez, pero se separó de su Gobierno cuando en 1929, el Presidente apoyó el movimiento que propugnaba por su reelección.

El régimen de terror

Desde sus inicios Trujillo encabezó un régimen de terror que acabó con la vida de adversarios. Otros sobrevivieron porque pudieron salir al exilio.

El dictador Trujillo completó obras de fomento de la riqueza pública. Reorganizó el Estado dominicano y construyó un conjunto de obras públicas que le permitieron al régimen mejorar las condiciones de vida en la ciudad de Santo Domingo y poblaciones de provincias.

La violencia de su régimen dictatorial opacó los logros materiales de la administración, porque nada se puede equiparar con la violación de los derechos humanos que estamparon su régimen.

Matan a Trujillo

El 30 de Mayo de 1961, un grupo de civiles y militares, incluidos antiguos colaboradores, lo mataron en la carretera que conduce a San Cristóbal, hoy autopista 30 de Mayo.

Muchos dominicanos se enteraron del acontecimiento la misma noche del 30 de Mayo, pero la mayoría del país conoció la información cuando habló a la Nación, el Presidente interino Joaquín Balaguer.

En el ataque que terminó con la vida de Trujillo, participaron Antonio De la Maza, Juan Tomás Díaz, Antonio Imbert Barrera, Modesto Díaz, Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sahdalá, Roberto Pastoriza, Huáscar Tejeda, y el teniente Amado García, adscrito a la Guardia Presidencial.

También formaron parte de la trama Luis Amiama Tió y Luis Manuel ?Tunti- Cáceres, pero la noche del ataque no participaron porque cumplían otras actividades.

Trujillo murió en el lugar donde hoy está el monumento a los Héroes del 30 de Mayo, en la autopista 30 de Mayo.

Los conjurados levantaron el cadáver y lo llevaron a la residencia del general Juan Tomás Díaz, en la calle César Nicolás Penson, en el sector capitalino Gazcue. Alli hallaron el cuerpo agentes del Servicio de Inteligencia Militar (SIM).

Zacarías de la Cruz, chofer de Trujillo, sobrevivió a pesar de que sufrió múltiples heridas de bala.

Del grupo que mató al dictador sufrieron heridas Pedro Livio Cedeño, Amado García Guerrero y Antonio Imbert Barrera. El único que requirió asistencia especializada fue Pedro Livio Cedeño.

Imbert Barrera y Amiama Tió lograron permanecer ocultos hasta que terminó la persecución en su contra. El resto de sus compañeros fue muerto por agentes de la dictadura y el hijo del dictador Ramfis Trujillo.

El asesinato del Dictador ocurrió cuando el régimen afrontaba una grave crisis como consecuencia de las sanciones económicas impuestas por la Organización de Estados Americanos (OEA) en el año 1960.

En el país la oposición crecía por los ataques que Trujillo había lanzado durante los últimos meses contra la Iglesia Católica, luego que no aceptó otorgarle el título de ?Benefactor de la Iglesia?, que el Dictador deseaba agregar a sus títulos de «Generalísimo», «Benefactor de la Patria» y «Padre de la Patria Nueva».

Documentos del Gobierno de Estados Unidos, publicado por el periodista Víctor Grimaldi, en su obra «La Muerte del Jefe», confirman que la Agencia Central de Inteligencia (CIA), sabía de los planes contra Trujillo.

Los documentos precisan que el Gobierno estadounidense deseaba el fin de Trujillo porque temía aquí surgiera un régimen similar al que comenzó en 1959 con el triunfo de la Revolución Cubana, encabezada por Fidel Castro.

 

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