Cultura Nacionales

La diosa del mango

Written by Debate Plural

Marcio Veloz Maggiolo (Listin, 4-8-17)

Leyendo parte de la obra de la viajera budista Alexandra David Neel, la primera mujer occidental que llegó a Lhasa, en  Nepal,  me encuentro con una interesante cita sobre  una  dama cuyas relaciones con Buda la llevaron a ser monja luego de ser prostituta: Armbapali, o Ambapali. Lo que parece historia de aproximadamente el año 2,500 antes del presente, fecha cercana a la predica de Gautam‡-Buda, se interrelaciona de manera casi poética con la religión, las tradiciones, y las creencias transformadoras de los inicios de las prédicas del mismo.
No es fácil desenredar esta guarnición, de factura recóndita. Pero según narran los hindúes que aún creen que la presencia de Armbapali como diosa que representa el mango®. No hay que olvidar que en la India existen por lo menos 100 variedades de mango y que por ello el nombre científico de la fruta es mangifera indica.  El dueño de tal jardín y su esposa, encontraron una niña abandonada  debajo de un árbol de mango, y se encargaron de criarla y educarla  hasta  que llegó a ser, según la leyenda, “la mujer más bella del mundo”.  Al crecer amó profundamente a su patria, la mitológica Vaisha, la que un día declaró la guerra al vecino estado de Magdha.
Su belleza atentaba contra la paz de Vaisha y los estados vecinos,  porque eran miles de personas  de todas los estratos los que  con galanterías sociales  aspiraban a tenerla. Príncipes, reyes, pobres, ricos, menos ricos. El estado de Vaisha era democrático, muy liberal, y viendo los padres de Armbapali que no podían decidir su matrimonio sin ofender a los que fueran rechazados, pidieron al rey que designara a la joven como una “nagar vadhu”, prostituta con permiso real, cargo que era una especialidad. Tras un ataque del estado de Vaisha al de Magdha, en el cual influyeron de alguna manera los sentimientos de muchos de los que deseaban hacerse, para solo ellos, con el amor de aquella hermosa mujer, se producía el paso de Buda con sus numerosos  monjes sobre aquellos territorios, (dicen que diez mil monjes) encontrando el mismo las devastaciones y la tristeza. Armbapali quiso invitarle a comer en su casa, donde puso empeño de entender su palabra. Cuando le invitó a pasar una de las cuatro noches que pasaría en Vaisha, sus monjes se alojaron en  el “mangal” y  él designó a uno de los mismos , para probar entre los suyos la voluntad frente a la belleza desnuda de la mujer, pasar en la vivienda  de la  prostituta real un tiempo sin ser vencido por los deseos. El monje pasó con ella los cuatro meses de lluvia del monzón, y cuando fue reclamado por sus compañeros salió indemne de aquella belleza y de sus ofertas, siendo ella la que había sufrido una transformación gracias al monje, al punto de que luego de conocer el budismo y sus principios, ella pidió a Gautam‡ que la aceptase y  convirtiese en monja de su congregación , a lo que Buda accedió gustoso al ver correspondida su doctrina, siendo la tercera mujer con este rango en una sociedad en la  que se consideraba a la mujer como una servidora del hombre.
El prefijo Arm, de Armbapali es el nombre del mango en carácter sánscrito. En los nominativos de La diosa del mango según la historia del budismo, Ambapali, es el actual uso en lengua pali, una de las casi cincuenta lenguas usadas en La India, donde abundan, además hablas, jergas y dialectos.   Para captar los nombres de la diosa, protegida por un árbol de mango, habría que revisar los textos, donde los haya, que se refieren a la misma.
Hacemos figurar que esta no es la única versión de esta leyenda o posible hecho. Cada lengua es un modelo parcial de identidad, y por lo tanto, contiene historias, creencias, tradiciones y sueños.

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